Nací en Barcelona, me gusta mi ciudad y las conexiones que en ella suceden, pero con el tiempo me di cuenta de que ansiaba sentirme más conectada: una conexión más auténtica con las personas, con los animales, con mis sentidos y, sobre todo, con la naturaleza. Asilvestrada empezó con esa inquietud, cuando entendí que lo que andaba buscando era estar más íntimamente rodeada de biodiversidad y no de tanto hormigón y asfalto, ni de tanto ruido. Sumar en mi vida más texturas, formas, matices y tonalidades. Más animales y plantas. Más calidad y no tanta cantidad.

Mi formación en jardinería empezó en Barcelona, en el Centro de Formación del Laberinto de Horta; aunque mi vocación empezó ya siendo una niña, jugando y trepando entre los árboles de los bosques de la Cerdaña. Al finalizar los estudios básicos, me fui a Londres en búsqueda de una formación más amplia y especializada, y me matriculé en la escuela Inchbald School of Design, para cursar Diseño de Jardines. Al finalizar el curso me ofrecieron un puesto de trabajo para vivir allí, pero siempre he creído que había mucho trabajo por hacer en mi ciudad, así que, con mucha ilusión, sentí que había llegado el momento de empezar mi aventura como Asilvestrada.

El principio de Asilvestrada fue lento y de mucho aprendizaje, primero entendiendo las terrazas de familiares y amigos, ofreciendo mi ayuda sin nada cambio, hasta sentirme cómoda sabiendo que tenía algo que aportar en este mundo. Desde entonces, he tenido la suerte de participar en muchos y variados proyectos en los que he podido crecer como jardinera, paisajista, diseñadora y, sobre todo, como persona.

Cada proyecto ha sido diferente y particular en lo suyo, y con cada uno he aprendido muchísimo. Lo más importante, para mí, es la flexibilidad y capacidad de adaptación a las necesidades de los demás sin perder mi esencia por el camino, crear una sinergia perfecta con los clientes para sacar la mejor versión de todas las partes implicadas en el proyecto.

Con el tiempo he tenido la oportunidad de dar conferencias sobre “La importancia de las plantas en la ciudad” para alumnos de diseño en la Escuela Universitaria Elisava. A menudo me siento más activista que profesional del diseño ya que, para mí, trabajar con las plantas no es una cuestión estética, sino de valores y estilo de vida. Me considero una inconformista innata, y es a través de las plantas que he encontrado mi espacio desde donde aportar mi granito de arena para ayudar a que este mundo sea un poquito mejor.

Después de hacerme muchas preguntas, y no dar nada por sentado, con la experiencia de todos estos años y a través del aprendizaje de aciertos y errores, siento que he llegado a un punto donde me siento segura para poder acompañarte en un proceso parecido, para que puedas acercarte a tu propia esencia y a la naturaleza que te rodea, aprendiendo unas bases mínimas de cómo funcionan las plantas, y entendiendo qué necesitan exactamente en cada momento. Me gustaría poder acompañarte en este proceso de conexión de forma natural, aunque, paradojas de los tiempos que corren, parece que para reconectar con la naturaleza haya que ir contra natura. Puedo asegurarte que vale la pena.