Este patio fue mi primer proyecto en solitario en Barcelona después de volver de Londres. Estaba cargada de ilusiones y también inseguridades. El espacio tenía muchísimas posibilidades (como casi todos) y todo era cuestión de sacarle el máximo partido. Personalmente la estantería de la pared con la pica antigua, fue lo que le acabó de dar personalidad propia y funcionalidad a un patio tan especial. Y la entrada con los Callistemon de flor roja, una apuesta ganadora que he vuelto a repetir en posteriores proyectos.

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Terraza con frutales en edificio Coderch

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Ático bien aprovechado